El objetivo de la medicina es beneficiar al paciente, dentro de lo posible. El incremento de la negligencia y el error médico, dejan ver que alejados de la Lex Artis de la medicina, causan daño: por error, omisión, falta de previsibilidad, negligencia, y mal praxis.
La polémica; se estanca al descifrar el significado de error y negligencia. Los médicos; se escudan en el termino iatrogenia. Las víctimas prefieren darle otro nombre, negligencia.
El avance de la ciencia y la tecnología, influyó en la despersonalización y deshumanización de los profesionistas de la salud, que anteponen interés, criterio mercantilista y rentabilidad , a los valores que durante años hicieron de la medicina un apostolado.
El ejercicio del conocimiento, beneficia a quien puede pagar el servicio. Para el estrato social más deprimido, está el seguro popular como opción, en la que los pacientes enfrentan riesgos, errores, omisiones, faltas de previsión y negligencias.
En la Medicina subrogada y de seguros de gastos médicos mayores, el paciente cautivo y sin posibilidad de elección, es víctima del fenómeno que afecta el servicio en el Seguro Popular. Los pacientes son atendidos por médicos deshumanizados y mediatizados.
Es indispensable una revolución en conciencia, cultura, y ética, que renueven el compromiso médico. Hoy; mientras la negligencia se incrementa, la prevención se olvida.
De continuar la tendencia hacia la práctica desleal como: dicotomía, clientelismo, utilización perversa del conocimiento, ambición y codicia. La mal praxis, aumentara y los médicos, se alejaran cada vez más de la Lex Artis.
El apego a protocolos, tecnologías e interacción con un nuevo modelo de atención sanitaria, aporta beneficios al paciente. Por el contrario el desapego significa riesgos previsibles, errores y negligencias.
La inseguridad del paciente, se demuestra con el numero de errores ocurridos en hospitales públicos y privados, donde se originan enfermedades, lesiones, discapacidades, daños irreversibles y muerte. El índice de error, varía entre 3,5 % y 16,6 % de los pacientes hospitalizados. Uno de cada diez internos, es víctima de negligencia y errores previsibles.
No se conoce el numero de errores y negligencias, por el corporativismo médico que oculta la verdad, por temor a sanciones y demandas, el error pasa inadvertido. Los pares protegen a sus colegas, ocultan, callan o disfrazan los hechos.
No existe un sistema de control y regulación sanitaria, que ofrezca información veraz sobre negligencias y errores. , En teoría; las Normas Oficiales mexicanas ofrecen seguridad los usuarios del servicio médico. La realidad; es que las normas y la legislación aplicable a la materia, es letra muerta para médicos y Sector Salud.
Qué lejos está la medicina , de la propuesta del premio noble de química Doctor Santiago Ramón y Cajal, “el error es la oportunidad providencial, para que este, no vuelva a repetirse”.
2.- Causas de error y negligencia médica en México,
Deficiente o nula relación médico-paciente.
Se subvalora al paciente, desatendiendo sus componentes psicológicos, culturales, económicos, básicos en la relación médico - paciente. La subvaloración, causa inseguridad por condiciones extra profesionales, antepuestas por el médico a la salud del paciente.
Interrogatorio inadecuado.
La deficiente información obtenida del paciente, por la brevedad y desinterés en la anamnesis, conduce a la comisión de errores y negligencias. Inhibe la comunicación y retroalimentación del binomio médico - paciente; no elabora, o elabora deficientemente la hoja clínica y/o expediente clínico. El mal interrogatorio o la falta del mismo, no brinda elementos para diagnosticar con eficiencia. Favorece los riesgos, errores, omisiones y las negligencias, aparecen en cualquier momento.
Auscultación inadecuada o inexistente.
La exploración fisca, es deficiente por causas similares a las mencionadas en el párrafo anterior. La auscultación inadecuada o inexistente, incrementa los riesgos, y causa error o negligencia. La incorrecta o inexistente exploración, además de un deficiente diagnostico, significa perdida de tiempo y oportunidad en la atención del paciente.
Subutilización de los estudios de gabinetes de diagnostico.
Una mala valoración de la alerta proporcionada por los gabinetes de diagnostico, significa pérdida de tiempo, oportunidades y gasto infructuoso para el paciente.
Administrativamente, razones presupuestales, inescrupuloso e ineficaz criterio del médico, privan al paciente de los estudios de gabinetes de diagnostico. Por sistemas se niega la práctica de estudios indispensables, por instrucciones superiores. La economía mal entendida, causa riesgos, errores y negligencias irreversibles, agravadas por imprevisibilidad al no solicitar interconsulta con las especialidades necesarias. Entre los médicos de primer nivel, es común basar su diagnostico en el “ojo clínico”. Los criterios jerárquicos, basados en economía y ahorro, favorecen substancialmente riesgos innecesarios, por ignorancia, amoralidad, falta de ética y sometimiento del médico a instrucciones superiores.
Historia clínica inexistente o mal elaborada.
Información omitida, insuficiente, inexistente, excesiva, mal interpretada, con diagnóstico o pronóstico equivocados, contradictoria, con abreviaciones, inteligible, con descuidos y omisiones de la información proporcionada por los gabinetes de diagnostico interconsultados, causan errores y negligencias, amen, de que violan las Normas Oficiales Mexicanas.
Prescripción deficiente.
La receta verbal o escrita con letra ilegible, produce errores y negligencias, previsibles con atingencia, empatía y previsibilidad del médico. El paciente no está capacitado para entender la prescripción, cuando existe duda o mala información del médico. El paciente, no tiene capacidad ni experiencia para acatar instrucciones, que requieren la intervención de personal especializado, intra o extra hospitalariamente. El médico da por hecho que el paciente atenderá en su ausencia la prescripción. La toma de decisiones, compete al médico, es parte de la previsibilidad no delegar al enfermo, responsabilidades que no le corresponden.
Subutilización del avance tecnológico, en la atención al paciente.
El criterio económico y de ahorro en la administración de la medicina pública y privada, mediatiza la responsabilidad moral y ética del médico. Las Instituciones sujetas a presupuestos, como la medicina subrogada y la de seguros de gastos médicos mayores, frecuentemente no tienen acceso a alternativas tecnológicas innovadoras. Solo el paciente particular, obtiene el beneficio de esas alternativas, soluciones, prevenciones y cura, por su capacidad económica. El Sector Salud, presume cobertura total inexistente, ni cuantitativa ni cualitativamente. Los médicos que laboran en esas Instituciones, conocen de la inexistencia y desabasto de medicamentos en el cuadro básico autorizado, padecen restricciones para autorizar estudios especializados indispensables. Derivan inadecuada, inoportuna e ineficientemente a los pacientes a especialidades de alta demanda. Todos se Justifican. ninguna justificación es válida ni moral ni éticamente.
3,- Bioética y compromiso Hipocrático, en la medicina moderna.
La medicina desatiende la esencia biológica, social, sicológica, económica y cultural en el proceso salud-enfermedad. Prioriza la alteración percibida clínicamente en la consulta de primer nivel, solucionando sintomatología y signos descubiertos, a veces; ensombreciéndolos y haciéndolos indetectables.
Privan al paciente de la posibilidad de investigación, interconsulta y segunda opinión. El paciente es relegado a un número en la rutina diaria que el médico debe cubrir. Se olvida; la condición social y humana, que debe prevalecer durante la consulta.
El médico, confía en su experiencia. Ignora la relación con el paciente. Toma decisiones adecuadas o inadecuadas a partir de la clínica, de acuerdo a los protocolos que recuerda. La experiencia clínica, lleva a decisiones morales, pero no éticas.
“No basta establecer cómo se debe actuar, formulando normas de acción moral. Interesa más bien; mostrar por qué se debe actuar de esa manera. Es decir, determinar los principios de acción ética”.
En el siglo pasado, la medicina resolvía los dilemas que enfrentaba en el ejercicio de la Lex Artis, guiada por la ética. Actuaba conforme a lo que debía hacer de acuerdo a los cánones conocidos durante dos milenios. En los últimos tres siglos; la evolución del paciente, fue inexistente para el médico.
La ética se basaba en la relación médico-paciente, exhortando al médico a practicar una vida pura y virtuosa, basada en “no dañar” y “hacer el bien”. Principios exigidos a lo largo de los años.
En algunos medico, prevalece la ética tradicional alineada al paradigma biologicista en desuso. La ética tenía mas relación con el mandamiento Evangélico, de amar al prójimo, que con la concepción de perfeccionar el conocimiento para lograr mejores resultados.
Ante la deshumanización del médico. Empezó a usarse el término bioética, El desarrollo científico-técnico, permitió que los pacientes dejaran de ser sujetos pasivos en el proceso salud-enfermedad. Surgió entonces , la teoría sobre disciplina y bioética, edificada en la moral surgida del desarrollo científico- tecnológico, que derivo en el derecho de los pacientes.
La Bioética; abarca la ética médica sin limitarse al concepto tradicional. Incluye responsabilidad del profesional, normas de conducta de la medicina institucional y particular, moral en materia de Sanidad y epidemiologia. Pero su más alto logro; es reconocer y establecer la relación médico-paciente, otorgando a este ultimo democracia, libertad, equidad y derechos humanos. Aunque por criterios administrativos, el avance de la Bioética se conoce en la tradicional “letra chiquita”.
La bioética, introdujo lo social en la ética conocida hasta entonces. Incluyo, principios éticos de justicia y autonomía, que significaron la incorporación de sociedad y paciente en la dimensión cultural, humana y social.
Más que una tendencia, la Bioética es un modelo en la formación y tendencias, que integran al médico moderno a la nueva concepción de Salud. El inicio de la Lex Artis. Un campo de lucha en la tendencia y práctica sanitaria, que satisface el bienestar y la salud. Otorga al paciente el poder en muchas facetas de la atención médica, como el derecho a la segunda opinión, consentimiento informado, información veraz y oportuna, etc. Los seguidores de la Bioética le , llaman empoderamiento del paciente.
La demanda social genero la vinculación entre praxis médica y vida humana. El médico interactúa entre la medicina como arte y como ciencia. Los cambios sociales, produjeron cambios en los valores y principios humanos, que conquistan respeto a la vida, dignidad humana y reconocimiento de los derechos humanos, de los pacientes y el derecho a la salud.
El incremento del error y la negligencia médica, generó intentos para frenar esa calamidad. Los ojos volvieron a la prevención e incluyeron al paciente en la lucha por la seguridad.
El Juramento Hipocrático, menciona que el médico debe actuar en beneficio del paciente, “no haciendo daño” y “actuando en beneficio del enfermo”. No menciona el derecho del paciente a participar en las decisiones que le atañan. Las Comisiones Nacionales de Arbitraje Medico y Derechos humanos, conceden al paciente el derecho para su atención y protección. Y aunque, sea letra muerta para las autoridades Sanitarias y Judiciales. Significa un gran paso, para los activistas que lucha por la seguridad de los pacientes.
La Declaración internacional de los Derechos Humanos, establece guías, códigos de conducta ética, protocolos, reflexiones deontológicas. En México; institucionalmente fueron convertidas en Normas Oficiales Mexicanas en materia Sanitaria.
Continúan sin ser reconocidos por médicos, colegios especializados y funcionarios de los Sistemas de Salud y Judicial. Sin embargo; la existencia de Protocolos y reglamentos reconocidos por Instituciones, agrupaciones de profesionales, y organizaciones no gubernamentales, empieza a evidenciar avance en materia de regulación.
Los derechos humanos, constituyen exigencias que deben integrarse a ciencia. la bioética se ha incorporado a ello, rescatando la importancia de respetar la dignidad humana.
4.- Error y negligencia, desde la bioética
Democracia y derechos humanos. Procuran el desarrollo del hombre, su libertad y equidad. Atienden principios y normas de conducta de la medicina, aceptando la existencia de errores y negligencias. Desde la Bioética, se estudian las causas de omisiones, faltas de previsibilidad, faltas al secreto profesional, entre otras situaciones que perjudican al paciente.
La bioética se fundamenta en cuatro principios: “Beneficencia”, “no maleficencia”, “justicia” y “autonomía”. Los principios se jerarquizan en dos niveles; público, que abarca “Justicia” y “no maleficencia”, y privado o individual, que comprende “beneficencia” y “autonomía”. Los privados son obligatorios, siempre que no haya conflicto con los públicos.
Beneficencia.
Implica la realización del bien y la protección de los intereses del enfermo. Procura lo mejor para el paciente tal y como lo entiende la medicina, promociona el interés del paciente desde la perspectiva de la medicina, el interés radica en vida, salud y felicidad. El médico; está obligado a alcanzar la sanación y evitar el daño cuando haya esperanza razonable de recuperación. Le está vedado hacer daño a no ser que ésa sea la vía para llegar a la curación. Infiere la obligación de aumentar al máximo los beneficios y reducir al mínimo daños y perjuicios. Los riesgos deben ser razonables, teniendo en cuenta los beneficios esperados.
Aunque un acto no beneficie, puede ser ético en la medida que evite el daño. Quien recibe un beneficio sabe cuánto significa, quien sufre un daño, acusar la gravedad del perjuicio.
Es el afectado por la beneficencia o no maleficencia, quien debe decidir sobre la conveniencia de efectuar procedimientos, según se afecten sus intereses, le corresponde también evaluar si la omisión o la negativa a ejecutar un acto tuvieron consecuencias o riesgos.
Es indispensable mejorar la capacidad del médico para evitar que incurra en error o negligencia, al diagnosticar o emitir indicaciones terapéuticas no correspondientes y cualquier omisión que viole la Lex Artis de la medicina y cause daño. Recordar a la academia medica ,el principio de beneficencia, le regresara la esencia social, que una vez la distinguió.
No maleficencia.
El médico debe atender al paciente, con la práctica medica reconocida y adecuada, y que proporcione un beneficio científicamente probado. Los procedimientos diagnósticos y terapéuticos respetarán escrupulosamente el equilibrio entre riesgo y beneficio, no causarán daño físico ni psíquico. Reconociendo la obligación de hacer el bien y no el mal.
Justicia.
La justicia distributiva, vela por la distribución equitativa de bienes escasos en una comunidad. La justicia; da a cada quien lo que le corresponde, lo que merece, lo que le es propio y necesario, partiendo de la obligación ética de dar a cada persona lo que le corresponde moralmente.
La Justicia Sanitaria, se encarga de dar a cada quien lo necesario, en el momento preciso, con independencia de su status social y sin reparar en costos. La salud; ha dejado de ser materia privada, para convertirse en derecho Constitucional. Concede igualdad de oportunidades, en la búsqueda de conseguir el mejor resultado, al menor costo humano, humano y social.
Autonomía.
Significa la aceptación del paciente como ente moral responsable y libre para tomar decisiones, con libertad de elección, capacidad de fijar su posición respecto a determinado hecho y asumir la responsabilidad de sus actos.
El consentimiento informado, es una expresión de autonomía, que consta de dos elementos: la aprobación voluntaria, sin abusos paternalistas ni presiones autoritarias y la competencia para otorgar el consentimiento, tanto física como psicológicamente. Pudiendo un responsable familiar suplirlo cuando no sea posible obtener su aprobación.
El paciente tiene capacidad para comprender las situaciones y perseguir objetivos personales sin ser dominados por coacciones. A diferencia del modelo de beneficencia, este principio entiende los valores y creencias del paciente, como la principal consideración en la determinación de la responsabilidad del médico, y aplica la responsabilidad al galeno. Entendiendo; que médicos y pacientes no son iguales en cuanto a posesión de información, conocimiento y capacidad para controlar hechos y circunstancias.
El médico, debe respetar la autonomía, y la integridad del paciente como un todo, con sus valores más preciados, vida, salud, respeto a su individualidad y a su derecho de libre elección. Es este deber, el que presenta mayor conflicto ético y resistencia al cambio por el gremio médico.
El médico tratante, debe respetar el conocimiento del enfermo sobre el procedimiento al que será sometido, enterándolo de los fines, riesgos, consecuencias probables y beneficios potenciales.
Para que el consentimiento sea válidamente informado, el paciente y los familiares responsables, no deben ser sometidos a presión o engaño. El consentimiento es la expresión de la voluntad y libertad personal, significa autonomía. La información no debe ser solamente al inicio del tratamiento o cirugía, el paciente tiene el derecho de recibir cualquier cambio en el estadio de su enfermedad o tratamiento médico o quirúrgico, recibiendo las aclaraciones necesarias con oportunidad, para poder dar a conocer su criterio y decisión al médico, pudiendo optar por una segunda opinión, e incluso solicitar el cambio del responsable médico en su atención.
Los pacientes muestran inconformidad por la actual atención médica. Las controversias surgidas, se atienden dentro de la resolución alternativa de conflictos, por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la Comisión Nacional de Arbitraje Médico. La demanda civil y penal, son opciones que el paciente toma al no lograr la mediación durante el arbitraje. Las áreas médicas mas denunciadas por errores y negligencias son: traumatología y ortopedia, ginecoobstetricia, urgencias y cirugía.
Estudio serios (Cote y otros) han revelado que de 371 dictámenes de los archivos de la Dirección General de Coordinación de Servicios Periciales de la Procuraduría General de la República (1976-1992), en 31,44 % (89) existió falta médica; en 78,65 % (222) negligencia y en 21,34 % (60) impericia.
Ante esa situación se creo, la Comisión Nacional de Bioética, que tiene como objetivos:
· Proponer una guía ética para la atención médica y la investigación.
· Fijar criterios o principios éticos mínimos que deben observarse para la atención médica en las instituciones públicas y privadas de salud.
· Difundir entre la sociedad y los profesionales, técnicos y auxiliares de la salud los principios y valores que deben regir el ejercicio de su actividad.
· Fomentar el respeto de los principios éticos en la actividad médica.
· Opinar sobre los protocolos de investigación en seres humanos y desarrollo de nuevos medicamentos, así como su uso correcto en la práctica médica.
· Dar a conocer los criterios que deberán considerar los comités de ética y de bioseguridad de las instituciones de salud.
· Apoyar el desempeño de los comités de ética de las instituciones de salud y recomendar, los criterios que deberán observarse en la reglamentación de la investigación en seres humanos.
5.- El paciente en apoyo a la Bioética.
En México, predomina el criterio biologicista de los paradigmas de las Ciencias de la Salud, conduciendo esta tendencia a la nula participación del paciente en las decisiones médicas, teniendo el médico tratante la dirección y decisión total del proceso. Hecho que viola el principio de autonomía del paciente y su familia.
Mal informado de su padecimiento y los procedimientos diagnósticos y terapéuticos, el paciente ante el planteamiento del personal de salud y bajo el supuesto de que son sabios e infalibles, termina por aceptar la decisión unilateral del médico.
Ante la presencia de consecuencias adversas, discapacidad, lesiones por error o negligencia. En calidad de víctima, el paciente recurre a las instancias establecidas para atender la mala praxis: la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, la Comisión Nacional de Arbitraje Médico, la Procuraduría General de la República y el Sistema Judicial.
la negligencia constituye un problema social, que debe ser tratado intersectorialmente, por el Sector Salud , la Autoridad encargada de impartición de justicia, los Ministerios Públicos y los juzgados penales y civiles. Siendo la salud un derecho tutelado por el Estado, debe darse un lugar a las víctimas de negligencia médica, para retroalimentar a las autoridades de la realidad imperante.
El Derecho a la Salud, debe dejar de ser letra muerta. La Comisión Nacional de Bioética debe ser el eje rector en la Praxis Médica vigilando el respeto estricto de sus objetivos, a través de la información a la sociedad, capacitando al personal médico y las autoridades de los Sistemas de Salud y Judicial, sobre los principios bioéticos. Pero ante todo, privilegiando la participación social organizada, para recordar a las autoridades Sanitarias, a los médicos y al Sistema Judicial, la existencia del problema, sus repercusiones y el antídoto para evitarlo, la prevención..
La víctimas de negligencias médicas están en total indefensión, ante la embestida descomunal de la negligencias cometidas por pésimos profesionales de la salud, a lo que debe sumarse la negligencia , omisión y tráfico de influencias existente en los Ministerios Públicos y las ventanillas del Sistema Judicial.
no existe en México, un órgano Sanitario confiable que verifique el cumplimiento de las Normas Oficiales Mexicanas en materia de salud y la observancia de los protocolos médicos.
La Dirección de regulación Sanitaria, es ineficiente ante la queja de las victimas de negligencia, que buscan sanciones para los médicos que incumplen la normatividad y reparación del daño.
La Comisión Nacional de Arbitraje Medico, tiene una participación insignificante cuando se trata de aplicar justicia. Ofrece la mediación, a la que casi nunca se llega, por la falta de pruebas del querellante. la Comisión, generalmente termina por declarar agotado y archiva el expediente, por falta de pruebas y/o desinterés de la víctima.
La realidad es triste, pero cierta. la victima nunca espero estar en el lugar donde lo coloco la mal praxis, indolencia o impericia medica. Por lo tanto; no está preparado para afrontar el tortuoso camino que le espera, ni tiene el conocimiento adecuado para hacerlo, Pocas victimas tienen acuciosidad, cultura, paciencia y capacidad económica para enfrentar un juicio civil y/o penal, presentar pruebas, obtener peritajes médicos para continuar el procedimiento que busque la sentencia para el infractor del Código de defensa Social. .
El camino después de recorrer las instancias Sanitarias, es el Sistema Judicial, ante quien debe querellarse o demandar exigiendo la sanción del delito y la reparación del daño.
“Delito que no se denuncia se repite”, es retorica utilizada por las Instituciones encargadas de brindar seguridad e impartir justicia. La victima de negligencia, como la de cualquier otro delito, enfrenta una maquiavélica realidad jamás imaginada. Tráfico de influencias, Abogados inexpertos en el tema, que se venden ante la defensa de los médicos demandados, omisiones judiciales, proclividad para favorecer el interés del galeno indiciado, dificultad para que un gremio médico o un médico en lo particular, acepte participar en los peritajes que requiere la averiguación previa, corrupción de los servidores públicos, burocratismo, falta de conocimientos sobre el tema y desinterés de los Agentes del Ministerio Publico.
Ante esa realidad, la victima termina por abortar su deseo de obtener justicia, o es mártir de la prescripción por desconocimiento de la tramitologia judicial. o bien; sacando fuerzas de flaqueza lucha buscando el apoyo de los medios de comunicación, para dar a conocer la tragedia que vive, señalando los actores de la misma.
La presión social, termina por mover a regañadientes a los funcionarios públicos, que no funcionan. Contra el Slogan oficial “delito que no se denuncia, se repite”, el grito de guerra de las victimas que enfrentan los procesos penales o civiles, es “delito que no se castiga, se repite”.
El silencio oficial, busca que la víctima desahogue a gritos, sombrerazos, cartas abiertas, artículos en los medios de comunicación su frustración y desacuerdo, haga preguntas y exija respuestas.. Pareciera, que el Artículo Octavo Constitucional, no existe. Las respuestas no llegan. Porque nadie, lee, escucha, ni ve la inconformidad social.
Nadie tiene registros confiables sobre la ocurrencia de errores y negligencias. Las que tienen datos, incluyen solo estadísticas, sobre personas quejas quejarse ante el órgano desconcentrado del Sector Salud.
No hay forma de saber el número real de negligencias médicas. Se des conocen los casos, done las víctimas decidieron dejar las cosas en manos de Dios, al desconfiar de la justicia de los hombres. Algunos, ni siquiera saben que sufrieron negligencias y piensa que la voluntad divina, les mantiene discapacitados.
La ignorancia es el mejor aliado del médico, que tiene en la imprevisibilidad la fuente de trabajo, que le proporciona status y confort.
Los pacientes, están en indefensión. la Comisión Nacional de los Derechos Humanos porque no tiene facultades “por tratarse de asuntos entre particulares”., La Comisión Nacional de Arbitraje medico, recibe anualmente 14 mil quejas, de las que el 15 por ciento corresponde a servicios privados. De ese número, 2 mil 400 personas al año denuncian actos de negligencia o mal praxis sufrida en consultorios, hospitales, clínicas y laboratorios privados. Únicamente el ochenta por ciento de esos casos es resuelto en procesos conciliatorios, un veinte por ciento en arbitraje. Se emiten solo cincuenta laudos anuales favorables a los pacientes.
Al ser cuestionada sobre las quejas recibidas, contra los casos atendidos, CONAMED, asegura que la negligencia es una “percepción subjetiva de la gente”. Una manera grosera de responder a los usuarios de la Institución, el Sistema Judicial se suma al criterio y actúa de manera parcial desprotegen a las víctimas y tapan las faltas cometidas por los médicos negligentes.
Después de la vulneración causada por la impericia, negligencia y falta de previsión medica, el paciente es vulnerado nuevamente. Son las Instituciones encargadas de impartir justicia, las autoridades del Sector salud, los gremios médicos que protegen a sus pares y los abogados desleales e ignorantes los que cometen la doble vulneración a la víctima.
.7.- Autoridades Sanitarias y judiciales, favorecen a médicos negligentes.
La mal praxis, cometida por los médicos de los servicios de salud, se debe a falta de supervisión y desatención de la Bioética.
El Sector Salud privilegia y tolera el funcionamiento de hospitales privados y públicos que estando sujetos a regulación sanitaria, violan impunemente las Normas Oficiales Mexicanas y protocolos aceptados por la academia medica.. Instituciones médicas, Clínicas y consultorios siguen practicando medicina a la usanza de la vieja escuela.
Las Instituciones y particulares, presionan al paciente a firmar documentos en blanco, que presentan al enfermo y a su familia, escasos veinte minutos antes de la cirugía.
Al firmar en blanco, el paciente acepta que el hospital únicamente presta servicios hospitalarios y por lo tanto; el paciente es responsable del médico que eligió. Legalmente; el paciente, es quien designa al médico que lo atiende.
Este es un argumento falso. Quien elige a los médicos en los hospitales públicos y privados, en las instituciones que subrogan el servicio médico, o las aseguradoras que brindan seguros de gastos médicos mayores, no son los pacientes, sino los coordinadores del servicio.
El paciente, es cautivo del médico que forma parte del cuadro de especialistas que le atienden por la prestación médica que le protege. Son los coordinadores médicos de los hospitales, y servicios médicos los responsables de la elección de los facultativos, que en la práctica , administrativamente privilegian el ahorro, sobre la eficiencia y capacidad de los médicos contratados.
Independientemente del tipo de servicio que se brinde, la institución o la empresa, están obligadas a supervisar al personal que atiende al paciente en sus instalaciones. Son responsables de lo que pasa en las mismas y de los médicos que ejercen en los nosocomios y consultorios.
Además de errores y negligencias, el Sector salud y las empresas hospitalarias, provocan prácticas fraudulentas e ilegales en perjuicio del paciente. La dicotomía es un ejemplo, consiste en pagar comisiones o bonos por el número de ingresos que generen los médicos al hospital, internamientos, operaciones y estudios.
Otra practica que cae en el terreno del fraude, es la industria de estudios, cirugías y procedimientos innecesarios, ordenados por los médicos sin justificación. El médico, hace lo que quiere en los hospitales púbicos y privados, en sus consultorios y clínicas. Nadie lo supervisa si el paciente requiere cirugía, basta la indicación del médico tratante, nadie analiza si su decisión es correcta, o no, a no ser que los estudios , eventos quirúrgicos, y periodos de hospitalización sean muy caros y requieran el visto bueno de una autoridad administrativa coordinadora..
La sociedad opina, que el Sector Salud está obligado a informar sobre los padrones sobre hospitales públicos, privados, médicos y clínicas que trabajan alejados de la Lex Artis de la medicina, que hacen de la mal praxis y la negligencia su modus vivendi. Es indispensable un padrón, de médicos particulares que deprendan la salud pública. Ante la falta de mecanismos de regulación sanitara, no puede permitirse que ocurran errores y negligencias, en hospitales certificados por el Consejo de Salubridad General de la Secretaría de Salud.
Tampoco es admisible que la Procuración de Justicia, actué a favor del mejor postor, participe en actos de corrupción, tráfico de influencias, dilaciones, omisiones y proclividad a favor del gremio médico. Es difícil de comprender, que ante una denuncia y/o querella, con peritaje medico solicitado a CESAMED a petición de autoridad, con conclusión que detalla los peores calificativos posibles para un acto de lesiones culposas: omisión (negligencia) de procedimientos médicos quirúrgicos, falta de previsibilidad al no apegarse a la Lex Artis de la medicina, mal praxis, y errores groseros, el Sistema judicial, se ignore la indagatoria de la Averiguación Previa, se niegue valor jurídico a las pruebas ofrecidas, y se desestime el dictamen pericial y la ampliación del mismo.
La vía penal no es recomendable para las víctimas, porque los ministerios públicos no conocen el tema, que requiere alta especialización; ni cuenta con médicos expertos que dictaminen sobre las diversas especialidades. El hecho, implica desventaja para el querellante y/o denunciante.
Los procedimientos penales son juicios complicados, largos, costosos y cruelmente inescrupulosos. La demanda por responsabilidad médica profesional, en los tribunales civiles, es más flexible, expedita y noble. Permite igualdad de condiciones entre Instituciones públicas y privadas, el médico y paciente. La única condición existente, es que la denuncia se haga en los términos marcados por la Ley.
La prescripción afecta al paciente y brinda impunidad al médico. La capacidad de respuesta del paciente por la mal praxis de que fue víctima, es lenta, porque se da cuenta tarde de lo irreparable de sus lesiones. o porque el tiempo transcurre a favor del médico, mientras el paciente es sujeto a nuevas intervenciones quirúrgicas en busca de reparar los daños irreversibles que le causo el médico negligente, el paciente se entera de la existencia de la prescripción, cuando se presenta en el Ministerio Publico si opta por la querella o denuncia penal, o cuando asiste al tribunal civil para intentar la reparación del daño.
8.- Prevención inexistente en materia de salud.
El Estado mexicano, incumple su obligación de regular los hospitales. Las autoridades sanitarias, no vigilan las prácticas hospitalarias. Ninguna autoridad visita a los hospitales, las clínicas y los consultorios, para verificar que cumplan los protocolos médicos y normas oficiales mexicanas sanitarias. COFEPRIS puede ufanarse de un número considerable de supervisiones y verificaciones, pero no explica que las vistas son debidas a la queja por negligencia médica cometida.
La previsión sanitaria no existe, se intenta justificar a las instituciones públicas con vistas posteriores a la mal praxis, es decir; cuando el mal está hecho. El Sector Salud se niega a proporcionar información sobre un padrón de depredadores médicos que afecta a la población.
Hay de errores a errores. La falta de previsión, causante de negligencias y malas prácticas, se debe a la falta de ética profesional, y a la nula regulación sanitaria.
Para la prevención de la negligencia, es necesaria la intervención sistemática de la Dirección de Regulación Sanitaria, verificando la práctica médica en hospitales, clínicas y consultorio, incluso regulando los costos de los servicios, elaborando padrones de médicos negligentes y reincidentes, que permita al usuario del servicio, conocer a los médicos causantes de ineficiencia e incapacidad. Únicamente, podrá lograse esto, cuando las visitas de verificación y supervisión, obedezcan a programas sistematizados, que brinden seguridad .
Para la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios Las negligencias médicas no se deben a falta de supervisión, son situaciones que pasan en el mundo globalizado. El desconocimiento de cifras sobre negligencias, no permite comparar el fenómeno con otras latitudes. El Sector salud, responde que las cifras, son compatibles con el desarrollo en cada país.
La Secretaría de Salud, tiene información, pero se niega a hablar del tema. Olvidando su obligación de prevenir la negligencia, como un riesgo sanitario. A nivel mundial la medicina tiene problemas que se convierten en negligencias y errores, por la alta especialización y tecnificación. En México, los médicos olvidan su formación integral y capacidad de diagnostico a partir de los síntomas.
Para frenar la negligencia, mala práctica y abusos de los médicos, se requiere capacitación desde las universidades, formando profesionales reflexivos y previsores. Se requiere regulación sanitaria; reestructuración de Conamed, para que sea imparcial; que los casos penal y civilmente sean fallados por jueces expertos en derecho, auxiliados por peritos competentes y no por médicos que no conocen el sistema legal y, protegen a sus pares, por el simple hecho de que mañana, ellos pudieran ser los acusados.
Sobre las necesidades mencionadas, es imperioso educar al paciente, para que cuestione y pida explicación. Conformar una asociación civil sin fines de lucro, que evite que sigan ocurriendo errores y negligencias, que pueda sentarse en cualquier foro sobre el tema, para debatir su experiencia y los errores que ha sufrido en su búsqueda de justicia. Discurrir colegiadamente la defensa del paciente, ante la cerrazón de la autoridad Sanitaria, judicial, y la mal interpretariada defensa a colegiada del gremio médico, significaría un alto a la impunidad. La obligación de luchar por la prevención no es exclusiva de los médicos, los pacientes y la sociedad entera, deben integrarse a la batalla. .
9.- Desapego a la Lex Artis Judicial.
Recientemente el Presidente de la República demandó al Poder Judicial, no sólo a cumplir con la Ley sino a otorgar justicia a las víctimas y garantizar que “una rendija en la Ley” no impida juzgar y encarcelar a quien cometa un delito, porque la impunidad es el estímulo más poderoso para los delincuentes.La declaración, incluye cualquier tipo de delincuentes y víctimas de impunidad judicial. Los malos servidores públicos, son “las rendijas de la Ley” a las que el Presidente se refirió, que permiten que la impunidad prevalezca produciendo desazón en la sociedad. Todos saben quiénes, dónde y que hacen los malos funcionarios.
Las rendijas de la Ley, protegen al delincuente, que se beneficia de amparos judiciales que perjudican a las víctimas. El Sistema Judicial ampara al transgresor de la Ley y margina a la víctima, la víctima es vulnerada: primero; por el delincuente, después por las rendijas de la Ley.
Extrajudicialmente, malos servidores públicos protegen el interés de los delincuentes. Ejemplos hay muchos, algunos delincuentes amparados, han obtenido libertad para cometer asesinatos, o cometer otros crímenes.
La dilación, del Sistema Judicial, protege al indiciado. el amparo, impide que el Auto de formal prisión surta efecto. La justicia y el paciente deban esperar que concluya el juicio y se dicte sentencia. La autoridad olvida que delito que no se castiga, se repite. ¿Cuántos médicos negligentes siguen ejerciendo la medicina con amparos bajo el brazo? ¿A cuántos médicos, se les otorga la protección del poder de la Unión, amparándolos?
El amparo, protege al indiciado, a través del burocratismo exacerbado, misterioso, ocioso e incomprensible, que motiva a dudar que la denuncia sea una solución. La retorica suena hueca, cuando quien debe hacer cumplir la Ley, no lo hace o permite que la dilación triunfe sobre la razón esgrimida por la víctima. Es patética la respuesta, de que la carga de trabajo impide la justicia expedita.
Las rendijas de la Ley, no solo son retorica; existen y son motivos de dilación e impunidad en la atención a las víctimas, favorece a los médicos infractores del Código de Defensa Social. Como sociedad somos corresponsables de que la realidad cambie. Cumplamos nuestra obligación, para que los funcionarios cumplan la suya.
Este artículo, se basa en información obtenida de textos extractados y modificados del artículo publicado por la Dra. Clara Magdalena Martínez Hernández y de la Publicación de la revista Contralinea, artículo titulado Servicios privados de salud, negligencia y fraude, por Elva Mendoza.
Gustavo Adolfo Vargas Gonzálezgustavovargas01@hotmail.com
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